Y no sé por qué pero me cuesta manifestar lo que siento. El decir cualquier cosa mirándote a los ojos nunca se me ha dado bien. Y muchas veces las circunstancias tampoco lo permiten. Simplemente, me consuelo con pensar que al menos la luz siempre se sitúa al final del túnel. Pero quieras o no, a veces, eso no ayuda, y la luz empieza a ser un triste y mustio objeto al que me aferro sabiendo que es una absurda idea. Que hay cosas que las tienes que sacar, no puedes dejarlas ahí, por que llega un punto en que no puedes más y estalla algo dentro de ti. A las preguntas de: "¿que te pasa?" ya no puedes contestar con un simple "nada", porque nada es lo que tiene sentido. En verdad, es triste, porque aún no he aprendido a pronunciar algunas palabras sin que duelan.
Y qué voy a decir si soy de las que piensa que vale más un silencio que cualquier palabra. Pero cómo me recitaste una vez, la soledad no puede apoderarse de mí, y tienes razón, porque tengo al Sol a mi lado cada día, cada 08:20 de la mañana, y es suficiente para encontrarme a tiempo. Como en un pestañeo, dulce y delicado.
Siento no saber decirte lo que escribo.
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